Uno de los problemas cuando uno es europeo y vive muchos años en otros continentes es que en seguida te das cuenta de que a mucha gente le carga la superioridad moral que se gasta en la Unión Europea, una superpotencia en lo concerniente a señalar con el dedo y criticar a otros.
El consorcio de periodistas de investigación OCCRP, que entre otros grandes éxitos nos trajo información sobre el yerno de Vladimir Putin y sus negocios, presenta ahora algunas respuestas a una pregunta que debería estar en la mente de más personas: ¿por qué existe un paraíso fiscal en la Unión Europea, con apenas 2.500 kilómetros de superficie, que es el segundo principal destino de capital transfronterizo internacional?
Bienvenidos a Luxemburgo: un país con 650.000 habitantes y (al menos) 140.000 compañías registradas. ¡Espíritu emprendedor! Un lugar cuyo extraordinario ambiente competitivo ha llevado a toda la gran banca española a montar filiales y contratar empleados por allá.
La clave del chiringuito es la opacidad: hasta 2018, el país se negó a crear un registro donde figuran los “beneficiarios finales” de las compañías que allí están acuarteladas, y de sus activos. El registro ahora funciona, pero no permite buscar por nombre de beneficiario, sólo por nombre de compañía o registro mercantil. ¡Uy los programadores con sus rarezas!
El diario francés Le Monde igualmente se curró el registro y sacó 3,3 millones de documentos de 140.000 compañías locales, que luego compartió con OCCRP, para cotejar los datos. La base de datos creada tiene su interés (la traducción es mía):
Se sabe desde hace mucho tiempo que Luxemburgo es un paraíso para la evasión fiscal, pero nuestro rastreo a través de la base de datos de OpenLux reveló algunos nombres que nos sorprendieron: estafadores, un traficante de armas, figuras del crimen organizado, oligarcas y familiares de figuras políticas de todo el mundo que pudieron abrir empresas en Luxemburgo, aparentemente sin que saltara ninguna alarma.
Mal, ¿no? Pues eso no es nada. Continúa OCCRP:
A pesar de los esfuerzos de reforma, Luxemburgo sigue siendo una jurisdicción opaca, donde las reglas de reporte obligatorio para empresas e individuos pueden eludirse y las sanciones rara vez se aplican.
Un año después de la creación de un nuevo registro de beneficiarios finales, apenas la mitad de las empresas luxemburguesas han declarado al menos una UBO. Solo una quinta parte de los fondos de inversión establecidos allí lo han hecho.
Según Transparencia Internacional, la definición de Luxemburgo de beneficiario final - alguien que controla al menos el 25 por ciento de una empresa - es especialmente inadecuada debido a la gran cantidad de fondos de inversión en el país.
Hay gobiernos que utilizan intermediarios en Luxemburgo para hacer operaciones opacas sin ningún empacho. ¿Por ejemplo? España:
En 2019 apareció una noticia en la prensa española. Se había vendido una participación importante en uno de los mayores fabricantes de armas de España, Maxamcorp.
El gobierno español aprobó el acuerdo y todo parecía ir con normalidad. Pero para quienes lo seguían de cerca, la situación era extraña: nadie sabía quién era el verdadero comprador.
Sobre el papel, era Prill Holdings, una empresa con sede en Luxemburgo. ¿Pero quién estaba detrás de Prill?
La única información disponible sobre los propietarios de la empresa mostraba dos empresas registradas en las Islas Caimán. Estos están vinculados a una compañía de capital privado estadounidense, Rhone Capital, pero se sabe poco más sobre ellos. Para algunos, la opacidad era inquietante.
“Es inaceptable que el gobierno español dé luz verde a una empresa para que opere en un sector que tiene muchas implicaciones en los derechos humanos sin saber quién está detrás”, dijo Susana Ruiz, Coordinadora de Justicia Fiscal de Oxfam Internacional.
¿Por qué importa Luxemburgo? ¿Qué es un beneficiario real? ¿De dónde provienen los datos de OpenLux? ¿Y cómo se las arreglaron OCCRP y sus socios para usarlo?
Prill no es la única empresa misteriosa registrada en Luxemburgo. Aunque es una de las naciones más pequeñas del mundo, Luxemburgo alberga una enorme cantidad de actividad financiera, casi toda originada en el extranjero. Casi el 90 por ciento de las empresas registradas en el país están controladas por no luxemburgueses. Al menos 266 miembros de la lista de multimillonarios de Forbes, ninguno de los cuales es nativo, tienen empresas allí. Y alrededor del 40 por ciento de las empresas luxemburguesas se establecieron simplemente para mantener activos, sin generar ninguna otra actividad económica.
Básicamente, el país funciona como un centro offshore en el corazón de Europa.
Supongo que éste es un buen momento para recordar que varios de los grandes impulsores de la Unión Europea son o han sido luxemburgueses. ¿Quién podría olvidar a Jacques Santer, uno de los padres del euro?
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