La economía europea no va a sobrevivir las sanciones a Rusia
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Que la Unión Europea iba a ser la mayor víctima de las sanciones que ella misma impuso contra Rusia es algo obvio, y que lo fue desde el primer momento a cualquiera que tuviera dos dedos de frente. La semana pasada, cuando la OCDE rebajó sus previsiones para la economía mundial debido a lo que llama “los shocks causados por la guerra”, muchas de las mayores rebajas fueron para la eurozona y sus países miembros:
La OCDE explicó que la economía mundial pagará un “precio alto” por la guerra en Ucrania, con resultados que van desde crecimiento económico menor hasta inflación mayor y daños potencialmente duraderos a las cadenas de suministro.
De hecho, la organización recortó su perspectiva de crecimiento global este año al 3% desde el 4,5% que pronosticó en diciembre y duplicó su proyección de inflación a casi 9% para sus 38 países miembros. En 2023, espera que el crecimiento se desacelere al 2,8%. Para España, la OCDE prevé crecimiento económico tan patético que no se recuperaría el nivel pre-pandemia hasta 2024.
Con este panorama, incluso la gente con apenas un dedo de frente que aplaudió las brutales sanciones a Rusia con las orejas, como el ex columnista del Financial Times Wolfgang Munchau, se apunta al catastrofismo respecto al futuro a medio plazo de la economía de la UE (las traducciones son mías):
Las sanciones occidentales se basaron en una premisa formalmente correcta pero engañosa, una en la que yo mismo creía al menos hasta cierto punto: que Rusia depende más de nosotros que nosotros de Rusia. Rusia tiene más trigo del que puede comer y más petróleo del que puede quemar. Rusia es un proveedor de productos primarios y secundarios, de los que el mundo se ha vuelto dependiente. El petróleo y el gas son las principales fuentes de ingresos de exportación de Rusia. Pero nuestra dependencia es más aguda en otras áreas: alimentos y también metales raros y tierras raras. Rusia no es monopolista en ninguna de las categorías. Pero cuando los mayores exportadores de esos productos desaparecen, el resto del mundo experimenta escasez física y aumento de precios.
Rusia es el mayor exportador mundial de gas y representa poco menos del 20% de las exportaciones mundiales. Rusia es el mayor exportador de petróleo, después de Arabia Saudita, y representa el 11% de las exportaciones mundiales. Es el mayor exportador de fertilizantes y de trigo. Rusia y Ucrania juntas representan casi un tercio de las exportaciones mundiales de trigo. Rusia es el mayor exportador mundial de paladio, un metal fundamental en la producción de convertidores catalíticos y pilas de combustible. Rusia también es el mayor exportador mundial de níquel, que se utiliza en baterías y en la producción de automóviles híbridos. La industria alemana advierte que depende no solo del gas ruso, sino también de otros suministros críticos de Rusia.
¿Pensamos esto bien? ¿Los ministerios de Relaciones Exteriores que redactaron las sanciones discutieron en algún momento qué haríamos si Rusia bloqueara el Mar Negro y no permitiera que el trigo ucraniano saliera de los puertos?
Este última frase demuestra que el frente sancionador sigue viviendo en la inopia: los puertos ucranianos han estado bloqueados por las minas que el propio gobierno ucraniano colocó, para evitar ataques anfibios rusos (aquí lo explica la Organización Marítima Internacional, ya que los medios occidentales prefieren no explicarlo). Pero continuemos:
¿Desarrollamos una respuesta acordada al chantaje alimentario ruso? ¿O pensamos que podemos abordar adecuadamente una crisis mundial de hambre señalando con el dedo a Putin?
El confinamiento nos enseñó mucho sobre nuestra vulnerabilidad a las crisis de la cadena de suministro. Ha recordado a los europeos que solo hay dos rutas para enviar mercancías en masa a Asia y de regreso: ya sea por contenedor o por ferrocarril a través de Rusia. No teníamos ningún plan para una pandemia, ningún plan para una guerra y ningún plan para cuando ambos sucedan al mismo tiempo. Los contenedores están atascados en Shanghai. Los ferrocarriles cerraron a causa de la guerra.
Las sanciones económicas funcionan cuando el objetivo es pequeño: Sudáfrica en la década de 1980, Irán, Corea del Norte. Rusia es mucho más grande. El indicador de tamaño relevante no es el PIB. En términos de PIB, Rusia tiene el tamaño de los países del Benelux o España. La métrica del PIB ignora los efectos de red.
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