Señores de Mercadona, sepan que estoy dispuesto a publicar publirreportajes, todo es cuestión de ponernos de acuerdo sobre el precio
Piensa en mí, Mercadona; el plan Trump de paz con Rusia y el miedo a la caída del dólar; el ciclo de las materias primas
Una de esas anécdotas ingeniosas que se atribuyen a Winston Churchill, probablemente de forma falsa, se refiere a un día en que estaba con una señora de la alta sociedad, algo estirada, y le preguntó si se acostaría con fulanito por 10.000 libras.
-¿Usted por quién me toma? – preguntó la dama, indignada.
-¿Y por diez millones?
-Bueno, eso habría que verlo.
-Entonces ya sabemos qué tipo de persona es usted, ahora solo debemos ponernos de acuerdo sobre el precio – sentenció Churchill.
Recordé esta anécdota cuando vi un artículo en el Diario Red de Pablo Iglesias, observando que el pasado miércoles 21 de agosto un gran número de medios digitales publicaron la misma información sobre la bajada de precios del aceite de oliva de Mercadona. El tema es curioso, porque a los de Diario Red les irritó no encontrar en la página web de la empresa el “comunicado urgente” en el que Mercadona anunció el descenso de precios. De forma algo siniestra, el Diario Red concluyó, “el magnate valenciano de la alimentación ha informado de manera privada a los medios de dicha bajada del precio del aceite de oliva”.
Mola que Pablo Iglesias haya hecho un cursus honorum español a la inversa. Otra gente aspira a montar una taberna para luego ganar algo de pasta y quizá lanzar un periódico para promocionar sus ideas y luego hacerse ministro o vicepresidente para acabar retirado en el parlamento europeo para que la UE te ahogue con dinero a cambio de que hagas ruiditos europeístas. Este tipo de plan es humano, razonable, comprensible. Pablo hizo lo contrario: de parlamentario europeo pasó a vicepresidente y ministro, luego montó un periódico y ahora tiene su propia taberna.
Esta circunstancia explica que Pablo no entienda muy bien cómo funciona el periodismo o el sector de restauración; yo con lo segundo no puedo ayudarle pero con lo primero sí, así que voy a explicarlo en pocas palabras: tú eres periodista de medio tal, llamas al departamento de prensa de Mercadona y les dices que te metan en la lista de distribución de notas de prensa. Hecho. Esto no te garantizará que recibas las notas primero, o si quiera que las recibas, pero el procedimiento habitual y funciona en el 99% de los casos. De nada, Pablo.
Más allá de esta irritación algo infantil de los novatos de Diario Red, llevan razón en que la publicación de publirreportajes procedentes de notas de prensa que se copian y pegan casi sin ajuste ninguno es un antiguo vicio recurrente de la prensa española. Como periodista, uno no tiene obligación ninguna de hacerse eco de ningún aviso corporativo, mucho menos de publicarlo punto por punto, pero una combinación de vagancia, incompetencia y poder empresarial – muchos medios viven de la publicidad de empresas como Mercadona, BBVA, Telefónica, etc – explica que esto ocurra. Por ello recomiendo que todos tomen cada noticia sobre la gran empresa que aparezca en prensa con pinzas, y la examinen como a un animal sospechoso y peligroso.
Aparte, está la obsesión de Pablo Iglesias en particular, y el mundo Podemos en general, con Mercadona. Si fuera peor pensado, diría que alguien les está pagando a ellos para hacer publirreportajes contra Mercadona; sin embargo, es más probable que todo esto venga de una combinación de algún tipo de enfrentamiento personal en el pasado y resentimiento contra un sector como el de la distribución por parte de “intermediarios” que se quedan su comisión ha estado tradicionalmente en el punto de mira del izquierdismo:
Es intolerable que un partido político ataque la propiedad privada cuando debería protegerla, que descalifique los intercambios libres y voluntarios de la ciudadanía porque tendría que potenciarlos, así como que desprecie el esfuerzo y talento de una persona exitosa como Juan Roig, cuando debería ensalzarlo.
Primero, es inaudito que una formación política quiera regular un sector que desconoce por completo. Los supermercados no ganan dinero porque los márgenes sobre los productos sean excesivos, de hecho, todo lo contrario. Por mi experiencia en el sector privado, en una conocida multinacional de productora de refrescos que abastecía a los supermercados, veía el margen por litro de venta que oscilaba entre los 2 y 3 céntimos, mientras que los propios supermercados obtenían alrededor de 5 a 6 céntimos por producto vendido. Entonces, ¿cómo un supermercado consigue beneficio? Mediante una venta en masa de sus productos.
Por otro lado, quiero recordar una reflexión de Antonio Escohotado sobre el libre mercado. El maestro recordaba que la competencia empresarial en realidad es meritocracia porque quién manda en el mercado no es el productor sino el consumidor. Escohotado concretaba que las personas eligen aquellos productos de mayor calidad, con más seguridad y a un mejor precio en su proceso de compra. Como resultado, el consumidor somete a un proceso de meritocracia al productor. Así, el productor que mejor cubra las necesidades sociales podrá llegar a más clientes, este es el caso de Juan Roig con Mercadona. Dicho de otro modo, los españoles somos libres de decidir acercarnos a ese supermercado porque sus productos cumplen nuestras expectativas. Nadie nos obliga a comprar en Mercadona.
Al final, la moraleja de todo esto es que es mejor no creerse nada de lo que uno lee en la prensa, o al menos creérselo solo al 50%. La prensa te deja mensajes y esos mensajes hay que evaluarlos, y entender de dónde salen y por qué. Es lo que llevo años diciendo, pero no me canso porque no me hacen ustedes ni caso.
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