¿Es mejor invertir en fondos o buscar tus propias inversiones?
No todos los fondos son iguales, dice el sabio; TikTok pudo con todo, menos con el omnipotente lobby; saludos a Grecia, damnificada principal del euro
Una de las preguntas que se ha hecho la humanidad desde tiempos inmemoriales es “si me está mirando, ¿quiere decir que le gusto?” La otra es si es mejor invertir en fondos gestionados por un profesional o elegir tus propias inversiones. El gran Dylan Grice de Calderwood Capital tiene la solución a esta última duda.
Hace tiempo que no escribía sobre mi admirado Grice, probablemente el más brillante de los economistas que conocí mientras era corresponsal, creador de la cartera cucaracha de inversión. Ya tocaba, así que me alegré mucho el otro día cuando recibí en mi inbox su última carta a inversores; no puedo poner un enlace, porque es solo para una lista limitada de gente que la recibimos (no es por presumir, es la verdad), así que tendrán que confiar en mis traducciones al español.
La cuestión que afronta Grice en su carta es peliaguda. Seguramente hayan leído artículos al estilo de éste en los que se argumenta que los índices bursátiles frecuentemente tienen un desempeño superior al de las inversiones en fondos diversificados, con lo que tiene más sentido comprar un simple fondo indexado (al S&P 500, al DJIA, al IBEX-35…) que andarse buscando un fondo gestionado que rinda más, porque al final lo único que haces es pagarle las comisiones a los gestores, y ganando menos o perdiendo más.
Es una cuestión peliaguda, y Grice la afronta en particular desde el ángulo de los fondos de cobertura (“hedge funds”), en los que invierte la gente más adinerada, pero que son también accesibles vía intermediarios. Para empezar, admite que son un tipo de activo que en teoría debería diversificar las carteras, aunque la realidad frecuentemente es otra: hay algo de verdad, escribe, en la crítica de que los fondos de cobertura ofrecen poco más que beta (jerga financiera para referirse a la volatilidad relativa, es decir, riesgo) sobrevalorado en la renta fija.
Sin embargo, esto es, añade, “una generalización grosera que pasa por alto matices importantes”. ¿Qué detalles? Lo primero, el tamaño: los grandes fondos suelen ser fondos pequeños que se hicieron tan exitosos que atrajeron nuevos inversores y alcanzaron un tamaño tan grande que hace que lograr buenas oportunidades de pelotazo sea complicado fuera de la renta fija; o de los pelotazos con truco (vía ayuditas del gobierno y operaciones para colegas) de los que viven los gestores de fondos más famosos, tipo Warren Buffett (a quien Grice no menciona; todo esto es mi elaboración de su tesis).
Los datos que Grice presenta cuidadosamente indican que el mundo está lleno de fondos más pequeños que pueden apuntar a mercados de menor liquidez, y que con estrategias de beta cero (que en principio te permitirían evitar bajones sospechados como los provocados, por ejemplo, por la crisis del Covid en Marzo de 2020 y la invasión rusa de Ucrania en Febrero de 2022) pueden generar rendimientos similares a los de la renta fija.
Un detalle importante que cita Grice es que es, aunque suene obvio, muy complejo protegerse de los bajones de los mercados. Los bonos, en general, han protegido las carteras de forma más eficaz durante las crisis desde la burbuja punto-com de 2000 (notablemente durante la Gran Crisis de 2008) pero hubo una excepción notable en 2022.
Otro detalle importante es que los índices de referencia de los fondos de cobertura (que se suelen utilizar para las comparaciones que concluyen “los fondos son una basura”) tienden a sobreponderar a los gestores más importantes, y están dominados por fondos que vienen a ser formas “disfrazadas” de invertir en acciones, es decir, que tienen un alto porcentaje de exposición a la renta variable. Si se eliminan los grandes fondos de los cálculos…
“…Los rendimientos subyacentes en el universo de fondos de cobertura son significativamente mayores de lo que sugieren los índices ponderados por activos. En efecto, han sido competitivos con los mercados bursátiles globales durante el último cuarto de siglo”.
Este efecto de los fondos pequeños se incrementa si se eliminan de los cálculos históricos todos los fondos con altas correlaciones bursátiles: en ese caso, los retornos obtenidos siguen siendo competitivos con los de los mercados de valores; ello incluso durante el auge bursátil de los últimos 25 años, y con un cuarto de la volatilidad: “cuando se mira de esta manera, quizás los fondos de cobertura no sean tan malos después de todo”.
El lobby contra TikTok
Hace años que muchos políticos estadounidenses le buscaban las vueltas a TikTok. La compañía sobrevivió la hostilidad del senado, de la cámara de representantes y de dos presidentes (Donald Trump y Joe Biden). Pero no ha podido con el lobby israelí, que el mes pasado logró que la Cámara de Representantes votara en favor de forzar la venta de TikTok a un inversor estadounidense; el Senado, que debe confirmar el voto, aún no tiene fecha pero parece seguro que lo hará antes del verano.
Como informa el Wall Street Journal, hace apenas unas semanas ejecutivos de las operaciones estadounidenses de TikTok volaron a la sede internacional de su empresa en Singapur con buenas noticias: después de años de luchar por su destino en Estados Unidos, la popular aplicación de video no estaba en peligro inminente de ser traspasada o ser prohibida en su mercado más importante. Como signo positivo, apuntaron que hasta el presidente Joe Biden acababa de unirse a la aplicación, el domingo de la Super Bowl, la final de la liga de fútbol americano.
Por ello, cuando legisladores de los dos partidos estadounidenses hicieron públicos sus planes de forzar al dueño de TikTok, la compañía china ByteDance, a vender su lucrativa filial estadounidense, el anuncio tomó por sorpresa a TikTok, y realmente a todo el resto del mundo:
Los críticos estadounidenses de TikTok han expresado durante mucho tiempo su preocupación de que su matriz controlada por China, ByteDance, comparta datos sobre los usuarios estadounidenses con el gobierno chino o presione a TikTok para que promueva las opiniones de Beijing, demandas que TikTok ha dicho que no cumpliría si se hicieran.
Los ejecutivos de TikTok tuvieron motivos para ser optimistas el año pasado. La compañía había sobrevivido a ataques anteriores en Estados Unidos, incluido el impulso del presidente Donald Trump en 2020 para prohibir la aplicación mediante una orden ejecutiva. Los tribunales bloquearon ese intento. El año pasado, cuando algunas agencias estatales y federales prohibieron el uso de TikTok por parte de los empleados, varios legisladores presentaron proyectos de ley que habrían prohibido TikTok, pero ninguno ganó fuerza.
Después del intento de prohibición de Trump, TikTok se puso a trabajar para bloquear sus datos de EEUU, en un intento de tranquilizar a un panel gubernamental con el que TikTok ha estado negociando y permitirle permanecer en los EEUU. TikTok publicó anuncios de televisión con temas exclusivamente estadounidenses, incluidos veteranos de guerra y banderas estadounidenses. Cuando el Estado de Montana intentó prohibir TikTok, la compañía ganó una orden judicial que bloqueaba temporalmente la ley estatal, y un juez federal dijo que probablemente violaba la Primera Enmienda.
Todo el tema fue lento hasta el 7 de octubre. El ataque de ese día en Israel por parte de Hamás y el consiguiente conflicto en Gaza se convirtieron en un punto de inflexión en la presión contra TikTok. Muchos que históricamente no habían tomado una posición en TikTok comenzaron a preocuparse por cómo se retrataba a Israel en los videos y por lo que veían como un aumento en el contenido antisemita publicado en la aplicación.
Anthony Goldbloom, científico de datos y ejecutivo de tecnología con sede en San Francisco, comenzó a analizar los datos que TikTok publicó en su panel para compradores de anuncios que mostraban la cantidad de veces que los usuarios veían videos con ciertos hashtags. Encontró muchas más vistas de videos con hashtags pro palestinos que aquellos con hashtags pro israelíes. Si bien la proporción fluctuó, descubrió que en ocasiones era de 69 a 1 a favor de videos con hashtags pro palestinos.
Como explica el Journal, para TikTok empezó, sin saberlo, un tic-toc desde ese momento. Demócratas, republicanos, el lobby israelí y funcionarios de la administración de Biden se conchabaron silenciosamente desde entonces para que otros lobbys de Washington no se dieran cuenta de lo cerca que estaba el proyecto de ley de la realidad.
Hace más de un año, escribí sobre cómo TikTok se hizo amiga del gobierno estadounidense para evitar que esto ocurriera. Y no fue solo con banderitas:
Al poco de llegar a la presidencia, Biden echó el freno a los planes de Trump y aceptó que TikTok-EEUU siga en manos de los chinos. ¿Bajo qué condiciones? Ahora, gracias a las indagaciones del astuto Glen Greenwald, quien saltó a la fama gracias a sus reportes sobre el caso Julian Assange, sabemos que TikTok, en efecto, ha aceptado comportarse como las Big Tech estadounidenses y censurar todo lo que les pidan (también) las grandes agencias gubernamentales de Washington DC.
Esto, explica Greenwald, lo descubrieron por casualidad. System Update, la compañía fundada por Greenwald, publicó en su cuenta de Tiktok un vídeo criticando al presidente ucraniano, que fue inmediatamente censurado por contener (presuntamente) bulos. Esto les llamó la atención ya que el gobierno chino, aliado de Rusia, no es precisamente gran fan de Volydmyr Zelenski.
Gracias a ello, se pusieron a indagar y descubrieron que TikTok ahora está subcontratando lo que el gobierno de EEUU llama “moderación de contenido”, un eufemismo que usa para no hablar de censura política, a entidades controladas por tal gobierno. Es por eso, y no por un secreto amor chino por Zelensky, que se censuró el vídeo.
Durante años, ha sido rutina acusar al gobierno chino de tiranía, por sus exigencias para que Google y Facebook cumplan con sus órdenes de censura como condición para seguir operando en China. Y ahora lo hace la Unión Europea exigiendo, por ejemplo, que todas las redes sociales en la UE censuren a todos los medios rusos o que tengan algo que ver con Rusia; y lo hace EEUU obligando a TikTok a entrar en el círculo vicioso de delación y envío de datos a sus agencias de inteligencia en el que todas las Big Tech estadounidenses (y europeas, porque no crean que Spotify se salva) están metidas desde hace años. Esto es algo que todo inversor debería tener en cuenta, porque al que se ponga machito le van a cortar las alas.
La conclusión obvia es que TikTok no ha podido censurar tanto como le pedía toda esa gente que se pasa el día denunciando la censura (en otros países). Como una vez escribió Henry Kissinger, los países no tienen amigos: solo tienen intereses.
Saludos a Grecia
Le tengo cariño a Grecia: el Partenón, Sócrates, Alejandro Magno, Dimitris Diamantidis. La eurocrisis de 2010-2014 fue uno de los hitos de mi carrera periodística: escribí mucho sobre el tema, y me pasé semanas en Bruselas cubriendo cumbre tras cumbre que parecía la última oportunidad para salvar a Grecia del abismo, comiendo las asquerosa comida que ofrece la UE a los periodistas que la cubren. El ascenso de Syriza y su desastroso periodo en el gobierno fue un gran ejemplo de lo que le habría pasado a España con Podemos en La Moncloa, francamente.
Por eso, me da pena poner debajo una gráfica como ésta de Financial Times. Muestra cómo los burócratas de la UE y el europeísmo griego han logrado mantener a un país en bancarrota dentro de la zona euro: mediante una tremenda devaluación interna. Como Grecia usa el euro y no podía devaluar su monedad para recuperar su competitividad, lo que ha ocurrido es lo mismo que en España pero mucho más: una caída brutal de los ingresos medios, que en la gráfica se muestran como salarios medios anuales con precios constantes (descontando el efecto de la inflación) sobre la base 100 de 2007, el feliz año que precedió a la gran crisis financiera de 2008.
¡Pero, oigan, alegría alegría, que The Economist nombró a Grecia como la economía con mejor desempeño de 2023!